La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, comprender cómo se siente sin necesidad de estar de acuerdo o tener la misma experiencia. Es una habilidad clave para construir relaciones sanas, resolver conflictos y fortalecer la convivencia.
Practicar la empatía comienza con escuchar de forma activa. Esto implica prestar atención no solo a las palabras, sino al lenguaje corporal y las emociones de quien habla, sin interrumpir ni juzgar. A veces, la mejor forma de responder es simplemente decir: “Te entiendo” o “Lamento que te sientas así”.

También requiere conciencia emocional. Entender tus propias emociones te permite reconocer las de los demás con mayor claridad. Y es importante recordar que cada persona vive las situaciones desde su historia, sus miedos y sus necesidades.
La empatía no es lo mismo que dar consejos o resolver problemas ajenos. A veces basta con acompañar, mostrar comprensión o validar lo que el otro siente. Esto genera confianza, reduce tensiones y fortalece el vínculo emocional.
En un mundo que a menudo nos empuja a reaccionar rápidamente, practicar la empatía es un acto de humanidad que transforma nuestras relaciones y también a nosotros mismos.