Las enfermedades terminales no solo impactan el cuerpo; también transforman profundamente el mundo emocional de quienes las viven. Enfrentar el final de la vida puede despertar una montaña rusa de emociones que van desde la negación y el miedo, hasta la aceptación y la paz.

Uno de los aspectos más comunes es la ansiedad ante lo desconocido. El temor al dolor, a la pérdida de autonomía y a la muerte en sí misma puede generar altos niveles de estrés. A esto se suma la tristeza profunda al anticipar la despedida de la vida, de los seres queridos y de los proyectos inconclusos.

También puede surgir culpa (por sentir que se carga a la familia), o enojo (hacia el diagnóstico, el cuerpo o incluso el entorno). Estas emociones son naturales y forman parte del proceso de adaptación. Sin embargo, si no se atienden, pueden generar mayor sufrimiento emocional.

Por otro lado, con el acompañamiento adecuado, muchas personas alcanzan momentos de profunda reflexión, conexión emocional y espiritualidad. Algunos pacientes desarrollan una nueva forma de valorar el presente, fortalecen lazos afectivos y encuentran sentido en el legado que dejan.

El papel de los profesionales de la salud, el equipo de cuidados paliativos y el entorno familiar es clave. Brindar espacios de escucha, validar emociones sin juzgar y fomentar el bienestar emocional es tan importante como aliviar el dolor físico.

Únete a un grupo de apoyo

Los grupos de apoyo son para personas con una enfermedad o para sus familiares que quieren compartir sus preocupaciones con otros y aprender cómo tratar problemas específicos de la enfermedad. En los grupos de duelo, las personas que han perdido a un ser querido pueden compartir sus dificultades con otros que han sufrido una pérdida similar.

Algunas personas que han participado en grupos de apoyo y duelo dicen que la experiencia les brindó una conexión emocional cuando se sentían aislados de sus amigos y familiares. Un grupo puede ofrecer y compartir información que incluye desde investigaciones sobre enfermedades y nuevos medicamentos hasta la forma en que una persona afligida puede sobrellevar el primer año luego de la muerte de un ser querido. Los miembros de los grupos de apoyo o duelo afirman que el intercambio de información es uno de los elementos más valiosos de la participación en estos grupos.