El colesterol alto es silencioso: no duele ni avisa, pero aumenta el riesgo de enfermedades graves como infartos o accidentes cerebrovasculares. La buena noticia es que se puede controlar con hábitos adecuados y, cuando es necesario, con medicación. La clave está en actuar a tiempo.
¿Qué es el colesterol?
El colesterol es una grasa esencial para el cuerpo, pero en exceso se acumula en las arterias formando placas que dificultan el flujo sanguíneo. Existen dos tipos principales:
- LDL (colesterol “malo”): el que se acumula en las arterias.
- HDL (colesterol “bueno”): ayuda a limpiarlas.

Lo que sí puedes hacer
- Cuida tu alimentación: Aumenta el consumo de frutas, verduras, granos enteros y leguminosas. Reduce grasas saturadas y trans, presentes en frituras, embutidos y comida ultraprocesada.
- Muévete todos los días: Caminar 30 minutos al día puede elevar el colesterol bueno y bajar el malo.
- Controla tu peso: Mantener un peso saludable protege tu sistema cardiovascular.
- Limita alcohol y tabaco: Ambos favorecen el daño arterial.
- Hazte chequeos periódicos: Solo un análisis de sangre confirma tus niveles de colesterol.
Si los cambios de estilo de vida no son suficientes, el médico puede indicar estatinas u otros fármacos. El tratamiento no sustituye a los hábitos, los complementa.
El colesterol alto no tiene que convertirse en una amenaza. Con pequeños cambios diarios y supervisión médica, puedes proteger tu corazón y vivir con más salud y energía.