La demencia, como el Alzheimer en etapas avanzadas, transforma la vida de quien la padece y de quienes lo rodean. Con el tiempo, el lenguaje se deteriora, la memoria se fragmenta y las palabras dejan de ser el principal medio de comunicación. Sin embargo, aún es posible conectar y acompañar desde otros lenguajes: el afecto, la música, el contacto y la presencia.
En fases avanzadas, las personas con demencia pueden no reconocer rostros, olvidar nombres o perder la capacidad de hablar. Esto puede generar frustración en la familia, pero comprender que las emociones y la necesidad de compañía permanecen abre nuevas puertas.

Formas de conectar más allá de las palabras:
- El poder del tacto: Una caricia, tomar la mano o un abrazo transmiten calma y seguridad.
- Expresarse con la mirada: Mirar a los ojos y sonreír comunica aceptación y cercanía.
- Usar la música: Canciones conocidas pueden evocar recuerdos y mejorar el estado de ánimo.
- Rutinas simples: Repetir actividades cotidianas da estructura y reduce la ansiedad.
- Hablar con serenidad: Aunque no respondan, escuchar una voz conocida resulta reconfortante.
El cuidado de una persona con demencia avanzada es demandante y emocionalmente duro. Buscar apoyo en grupos de cuidadores, profesionales de salud y familiares cercanos es fundamental para no sentirse solo en el proceso.
Aunque las palabras se pierdan, la conexión no desaparece. Acompañar a una persona con demencia avanzada es un acto de amor que se expresa en gestos sencillos y en la presencia constante. La comunicación cambia, pero el vínculo emocional permanece intacto.