Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un conjunto de trastornos que afectan al corazón y los vasos sanguíneos. Representan una de las principales causas de muerte en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, muchas de estas enfermedades pueden prevenirse si se identifican y controlan los factores de riesgo a tiempo.
Entre los principales factores de riesgo se encuentran la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad, la inactividad física y una alimentación poco saludable. También influyen el consumo excesivo de alcohol, el estrés crónico y antecedentes familiares de enfermedad cardíaca. La acumulación de varios factores de riesgo puede aumentar significativamente la probabilidad de sufrir un evento cardiovascular, como un infarto o un accidente cerebrovascular.

La prevención de las enfermedades cardiovasculares comienza con la adopción de hábitos de vida saludables. Mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables es esencial. Además, es importante reducir la ingesta de sodio, azúcares añadidos y grasas saturadas. Realizar actividad física de forma regular, al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, ayuda a fortalecer el corazón y mejorar la circulación.
Otros pilares fundamentales de la prevención son el abandono del tabaco, la moderación en el consumo de alcohol, la gestión adecuada del estrés y el control periódico de indicadores como la presión arterial, el colesterol y la glucosa en sangre. Consultar al médico regularmente permite detectar de manera temprana cualquier alteración y tomar medidas correctivas oportunas.

Aunque las enfermedades cardiovasculares tienen múltiples causas, muchas de ellas son modificables. Apostar por un estilo de vida saludable no solo protege el corazón, sino que también mejora la calidad de vida de manera integral.