La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta el movimiento, causando síntomas como temblores, rigidez y dificultad para caminar. Aunque no tiene cura, existen tratamientos que pueden aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Los medicamentos, como la levodopa, ayudan a reponer la dopamina en el cerebro, mejorando el control motor. Además, la estimulación cerebral profunda, una técnica quirúrgica que implica la implantación de electrodos en áreas específicas del cerebro, ha demostrado ser efectiva en casos avanzados.

La rehabilitación también juega un papel esencial. Terapias físicas, ocupacionales y del habla pueden ayudar a mantener la movilidad, la independencia y la comunicación. El ejercicio regular, como caminar, nadar o practicar yoga, puede mejorar el equilibrio y reducir la rigidez.
Recientemente, se han desarrollado tecnologías innovadoras, como marcapasos cerebrales personalizados, que ajustan la estimulación en tiempo real según las necesidades del paciente, ofreciendo una mejora significativa en los síntomas.
Es fundamental un enfoque integral que combine tratamientos médicos, rehabilitación y apoyo emocional para manejar eficazmente la enfermedad de Parkinson.